miércoles, 24 de septiembre de 2014

VIOLENCIA SOCIAL Y CIUDADANÍA

VIOLENCIA SOCIAL 

CIUDADANÍA

(Miguel Giusti)


Resumen:




En una entrevista que realizo el diario O Globo a Marcos Williams Herbas Camacho, alias 
Marcola, conocido delincuente brasileño, jefe del Primer Comando de la Capital (PCC) de Sao Paulo, ejército de criminales que mantiene en vilo desde hace varias décadas a esa gigantesca ciudad.


Responde:

“Yo soy una señal de estos tiempos. Yo era pobre e invisible. Durante décadas, ustedes nunca me miraron y creyeron que era fácil resolver el problema de la miseria. Su diagnóstico era simple: migración rural, desnivel de renta.
La solución nunca aparecía… Nosotros solo éramos noticia en los derrumbes en las montañas o en la música romántica…Ahora somos ricos con la multinacional de la droga, y ustedes se están muriendo de miedo. Nosotros somos el inicio tardío de vuestra conciencia social”.

“Nosotros somos el inicio tardío de vuestra conciencia social”. Él se siente parte de una nueva “especie”, como él mismo la llama, diferente de los “proletarios” o los “explotados”.

“Hay una tercera cosa, sostiene, creciendo allí afuera, cultivada en el barro, educándose en el más absoluto analfabetismo, diplomándose en las cárceles… Ya surgió un nuevo lenguaje, otra lengua. Lo que tenemos delante es una especie de postmiseria.

La postmiseria genera una nueva cultura asesina, ayudada por la tecnología, satélites, celulares, internet, armas modernas. Es la mierda con chips, con megabytes.”

Marcola le explica al periodista que esta nueva especie es muy superior al Estado organizado: una empresa más moderna, mucho mejor armada, tecnológicamente mejor equipada, hoy incluso más globalizada y que, sobre todo, vive de la muerte y no tiene los reparos morales de la sociedad que la cobija sin posibilidades
ya de reacción. “Ustedes son los que tienen miedo de morir, yo no. Mejor dicho, aquí en la cárcel ustedes no pueden entrar y matarme; pero yo puedo mandarlos matar a ustedes allá afuera.”



¿Habrá alguna solución para este tremendo problema, alguna posibilidad de enmendar el rumbo?

No la hay, Y no la hay sencillamente porque ya es demasiado tarde. La magnitud de las zonas de pobreza en el Brasil es inmensamente grande, el caos social en el que germina la postmiseria es de dimensiones tales que no es imaginable siquiera una solución.

Marcola, aunque solo para reforzar la idea de que eso es imposible, que hubiese “un gobernante de alto nivel, una inmensa voluntad política, crecimiento económico, revolución en la educación, urbanización generalizada y todo bajo la batuta de una tiranía ilustrada que pasase por encima de la parálisis burocrática secular…

Implicaría una transformación psicosocial profunda en la estructura política del país. O sea, es imposible. No hay solución”.

Dejaré de lado las cuestiones específicas de la violencia del narcotráfico y me concentraré simplemente en el problema del crecimiento abrupto y desmesurado de las ciudades latinoamericanas, Lima entre ellas, debido en parte a los procesos de migración forzada, originados tanto por el subdesarrollo económico como por la violencia política, y en parte a la implantación de políticas neoliberales desterritorializadas de incentivación de la economía.

la existencia de una “especie” nueva de población, caracterizada como “postmiseria”, es decir, la generación de una capa social inmensa desplazada hacia la periferia tanto del sistema económico como del espacio urbanístico, es algo que mantiene su vigencia aun sin la vinculación explícita a la violencia del narcotráfico. Esta curiosa y escandalosa coexistencia de abundancia económica y pobreza extrema, de derroche consumista
y marginalidad, de auge y declive del mismo sistema, de los balnearios exclusivos de Asia y el pueblo de Mala, es el marco en que debe ubicarse la pregunta por el sentido ético del espacio público.

 Violencia y reconocimiento:


La idea de que el delito o la violencia pueden tener un significado moral. Como es obvio, pensamos que
la violencia o el delito representan una violación de principios éticos y jurídicos. si la violencia es expresión de una protesta contra la experiencia de frustración derivada de una expectativa normativa incumplida.

La connotación moral procede, la existencia de una norma previa, considerada vinculante por las partes en disputa, pero que viene siendo incumplida por una de ellas de manera flagrante, conduce a la otra a expresar de manera violenta la protesta ante dicho incumplimiento.

La violencia, puede tener una raíz moral en el sentido indicado, es decir, que puede tener un carácter reivindicativo respecto de una norma previa, lo cual es muy importante para comprender también el modo de combatirla.

El único combate efectivo contra la violencia es la satisfacción de la expectativa normativa incumplida. Lo único que nos librará de ellos, decía, sería “ofrecer una solución honorable al pueblo palestino que respete
su derecho a la autodeterminación”. Y añadió: “Solo cuando se seque el pantano, ya no habrá mosquitos”.

Múltiples formas este tipo de violencia pública. Bloqueos de carreteras, paros regionales masivos, protestas callejeras, algunas de ellas con un saldo trágico.






Conflictos sociales que terminan por expresarse de manera violenta. Puede tratarse de protestas por la contaminación de las empresas mineras, por el desconocimiento de los derechos de las poblaciones nativas y  por no prestar oídos a los reclamos de alguna región.

No todas las expresiones de violencia social poseen una dimensión moral como esta. hay ciertas normas de la convivencia social que son aceptadas por todos como válidas, pero que son al mismo tiempo sistemáticamente incumplidas en la sociedad, generando los problemas de violencia

Marcola frente al periodista de O Globo: “Nosotros somos el inicio tardío de vuestra conciencia social”.

Es precisamente la existencia sobreentendida de normas éticas o cívicas de carácter vinculante. A este anverso de la medalla Hegel lo llamó la “cultura del reconocimiento”, queriendo dar a entender así que las expresiones de la violencia social suelen ser motivadas por la transgresión de las relaciones.



Dos autores han sido muy importantes para producir esta reformulación de las ideas de Hegel en el lenguaje contemporáneo.

Charles Taylor, filósofo canadiense, quien ha empleado el concepto de reconocimiento para explicar las demandas de las culturas o subculturas sometidas a discriminación, es decir, precisamente, carentes de reconocimiento.

Axel Honneth, filósofo alemán formado en el entorno de la teoríade la acción comunicativa de Jürgen Habermas, quien ha tratado a su vez de aplicar el concepto de reconocimiento a la interpretación de las luchas sociales a lo largo de la historia. Su libro más conocido se titula precisamente La lucha por el reconocimiento. Por una gramática moral de los conflictos sociales.

Honneth ha logrado proponer una interpretación sistemática. Analizar el reconocimiento no solo desde la perspectiva de su puesta en práctica exitosa, sino también desde la perspectiva de su fracaso. Honneth nos ayuda a realizar, en cierto modo, una lectura invertida de la experiencia de los sujetos implicados en esta relación.

Cuando su desconocimiento es percibido como una experiencia de menosprecio o de negación de su propia identidad.

¿qué debemos entender, más precisamente, por reconocimiento, dado que, como venimos diciendo, en ese concepto, en esa idea, reside el ideal ético positivo por cuya vigencia luchan implícita o explícitamente las personas y los grupos sociales, a veces incluso con violencia?

Honneth entiende el reconocimiento como un proceso social e integral de formación, digamos quizá como el proceso habitual de socialización de los individuos.

Este proceso comprende al menos tres grandes tipos de relaciones sociales, las relaciones interpersonales de amor o amistad, las relaciones jurídicas dentro de la sociedad y las relaciones valorativas propias de una determinada cultura. Todos los seres humanos pasamos por esta triple forma de socialización y la mantenemos y cultivamos permanentemente en nuestra vida: personas que aman o son amadas, somos sujetos de derecho y vivimos además en tradiciones culturales particulares.

El éxito en la experiencia del reconocimiento se produce cuando vivimos relaciones integradas en el amor o la amistad, cuando participamos de relaciones igualitarias en la sociedad y cuando merecemos el aprecio de nuestros conciudadanos en una determinada tradición cultural. El fracaso de dicha experiencia se produce, cuando padecemos por falta de afecto o sufrimos maltrato, cuando somos víctimas de discriminación en la sociedad o cuando carecemos de valoración entre los miembros de nuestra comunidad cultural.

Carece la sociedad peruana es precisamente de relaciones genuinas de reconocimiento. Las formas de discriminación o de exclusión en nuestra sociedad son numerosas y se extienden desde el ámbito económico hasta el ámbito cultural o incluso el racial.

una de las razones principales que han conducido a la recuperación y reintroducción del concepto de reconocimiento en los debates actuales de la ética ha sido justamente el constatar que el paradigma liberal clásico no era suficiente para resolver los problemas derivados de la discriminación de tipo cultural o, porque
ese paradigma parece poder existir o funcionar pasando por alto o incluso perpetuando aquellas formas de discriminación.

Las deficiencias del modelo liberal clásico:


¿Cuáles son los problemas o las deficiencias del modelo liberal a este respecto?

“Liberalismo” no es un término unívoco y que puede haber de él diferentes interpretaciones, pero me permto hablar en términos tan genéricos porque creo que sabremos identificar la presencia de ese modelo en la experiencia que hemos tenido en nuestro propio país por la implantación de políticas neoliberales en la organización de la vida social y económica.
El primer rasgo, y el más importante, de la concepción ética del liberalismo es la defensa de la libertad del individuo (lo que nos iguala a todos los seres humanos), distribución de deberes y de derechos somos concebidos como individuos autónomos, independientes y aislados unos de otros, capaces, cada uno por su propia cuenta, de decidir sobre los ideales o los intereses que desea perseguir, es el valor moral central ( familia, sociedad, estado.
Porque ser libres es justamente ser libres de todo eso: de la tradición, de las convenciones, de las instituciones, de los otros individuos.

Si el eje de esta concepción ética es la idea de la libertad individual, entonces no es más que una consecuencia sostener que el Estado debe estar al servicio del individuo, o de la persona. La libertad del individuo se traduce, por eso, en el libre ejercicio de la iniciativa privada; la sociedad, en el juego de las fuerzas del mercado.

La concepción ética de la democracia liberal promueve también la desarticulación o la desvalorización de las formas premodernas de organización social, familiar, religiosa o cultural.

La concepción ética del liberalismo presupone como uno de sus principios fundamentales la igualdad de los individuos. Los miembros ideales de una sociedad liberal son justamente solo eso: “individuos”, no peones ni terratenientes, no blancos ni cholos, no católicos ni judíos, ni siquiera hombres o mujeres, sino solo “individuos”, “personas”,  sujetos racionales con intereses propios y capacidad de decisión.

En la práctica, sin embargo, el liberalismo suele violar el principio que le otorga legitimidad. Ello se debe a que el liberalismo no necesariamente crea las condiciones que él mismo presupone.

En una sociedad tradicionalmente racista y desintegrada, el sistema liberal puede tener el efecto contraproducente de acentuar las desigualdades. Es decir, puede aplicarse una política económica neoliberal que no vaya acompañada de una mayor participación de los individuos en los mecanismos de decisión política, pese a que es esta participación la que legitima en última instancia la implementación de las políticas neoliberales.

La globalización es un proceso principalmente económico que ha ido imponiendo relaciones sistémicas en el mundo entero, al mismo tiempo que ha ido restándoles atribuciones políticas a los Estados nacionales.

La violencia social posee, en efecto, una dimensión moral, pues, aunque tardíamente, ella pone de manifiesto la responsabilidad del propio sistema en la producción de esas periferias.


La violencia es una expresión de la frustración generada por el incumplimiento de las expectativas normativas que la propia sociedad considera válidas.


Necesitamos, entonces, un cambio de paradigma: promover una necesaria cultura del reconocimiento.


Comentario:

Con respecto a lo leído me llamo mucho la tensión que dice que ante cualquier manifestación que exista la violencia se le dará uso,el estado nuevamente anda preocupando por otro bienes mas y no para el mejoramiento y/o por la nuevas oportunidades de vida para las personas.

Glosario: 


  1. Manifestación:  es la exhibición pública de la opinión de un grupo activista (económicapolítica o social), mediante una congregación en las calles, a menudo en un lugar o una fecha simbólicos y asociados con esa opinión.
  2. Paradigma: puede indicar el concepto de esquema formal de organización, y ser utilizado como sinónimo de marco teórico o conjunto de teorías.
  3. Narcotrafico: puede indicar el concepto de esquema formal de organización, y ser utilizado como sinónimo de marco teórico o conjunto de teorías.
  4. Narcotráfico: es una forma de violencia pasiva; convirtiéndose, a veces, este ataque en una agresión física. Quienes discriminan designan un trato diferencial o inferior en cuanto a los derechos y las consideraciones sociales de las personas, organizaciones y estados. Hacen esta diferencia ya sea por el color de piel, etnia, sexo, edad, cultura, religión o ideología.



Prezi: 







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