MICROMACHISMOS:
LA VIOLENCIA INVISIBLE EN LA PAREJA
(Luis Bonino Méndez)
En este artículo se ponen en evidencia los comportamientos "invisibles" de violencia y dominación, que casi todos los varones realizan cotidianamente en el ámbito de las relaciones de pareja. Dichos comportamientos, definidos como "micromachismos", son descriptos, clasificados (coercitivos, encubiertos o de crisis) y analizados sus efectos sobre la autonomía y psiquismo de las mujeres. Para favorecer la igualdad de género, los varones deben reconocer y transformar estas actitudes, grabadas firmemente en el modelo masculino.
Palabras clave: violencia doméstica, micromachismo, varones, profeminismo.
INTRODUCCIÓN:
Mujeres maltratadas, varones violentos: dos dramáticos aspectos de las asimétricas relaciones de género. En todo el mundo occidental, la violencia (masculina) hacia las mujeres se torna evidente y se deslegitima de forma creciente.
Sin embargo, la deslegitimación y los abordajes legales y terapéuticos se han realizado
casi exclusivamente sobre las formas evidentes, máximas y trágicas de dicha violencia y sus efectos.
si pensamos que la violencia de género es toda acción que coacciona, limita o restringe la libertad y dignidad de las mujeres, podemos comprobar que quedan ignoradas múltiples prácticas de violencia y dominación masculina en lo cotidiano, algunas consideradas normales, algunas invisibilizadas y otras legitimadas, y que por ello se ejecutan impunemente.
El propósito en estas líneas es poner en evidencia estas prácticas, a las que algunos autores llaman pequeñas tiranías, terrorismo íntimo o violencia "blanda" y yo, desde 1991, he denominado "micromachismos" (mM). Para ello, trataré de describirlas y visibilizarlas, tomando en este caso el ámbito de la pareja, y analizando además sus efectos en la mujer, el varón y su relación. Tomaré como base descriptiva a la pareja heterosexual de convivencia con hijos/as, lo que no significa que en las otras formas de pareja estas prácticas no existan.
PODER Y GÉNERO:
Las relaciones de mujeres y varones no se juegan sólo diferencias sino sobre todo desigualdades, es decir situaciones de poder y estrategias de su ejercicio
El autor plantea algunas ideas que hacen a la comprensión del tema del poder entre los géneros, y que están sustentadas en pensamientos de Foucault y los estudios feministas aplicados a las familias y a las parejas
si pensamos que la violencia de género es toda acción que coacciona, limita o restringe la libertad y dignidad de las mujeres, podemos comprobar que quedan ignoradas múltiples prácticas de violencia y dominación masculina en lo cotidiano, algunas consideradas normales, algunas invisibilizadas y otras legitimadas, y que por ello se ejecutan impunemente.
La posición de género (femenino o masculino) es uno de los ejes cruciales por donde discurren estas desigualdades de poder, y la familia/pareja, uno de los ámbitos en que se manifiesta. Esto es así porque nuestra cultura patriarcal ha legitimado la creencia de que el masculino es el único género con derecho al poder autoafirmativo: ser varón supone tener el derecho a ser individuo pleno con todos sus derechos (y derecho a ejercerlos). La cultura androcéntrica niega ese derecho a las mujeres.
Los varones quedan ubicados como superiores, y por creerse superiores, es que sienten que tienen derecho a tomar decisiones o a expresar exigencias a las que las mujeres deben sentirse obligadas.
Ellos creen que pueden ejercer poder de control y dominio sobre ellas quienes quedan en lugar subordinado. La ecuación "protección a cambio de obediencia", clave del contrato de pareja tradicional refleja un importante aspecto de esta situación y demuestra la concepción del dominio masculino en la pareja.
*Este poder de dominio masculino, arraigado como idea y como práctica en nuestra
cultura se mantiene y se perpetúa, entre otras razones por:
LOS MICROMACHISMOS:
Los mM son prácticas de dominación y violencia masculina en la vida cotidiana, del orden de lo "micro", al decir de Foucault, de lo capilar, lo casi imperceptible, lo que está en los limites de la evidencia. El prefijo "micro" del neologismo con el que nombro a estas prácticas alude a esto.
Los mM comprenden un amplio abanico de maniobras interpersonales que impregnan los comportamientos masculinos en lo cotidiano. En la pareja, que será el ámbito del que me ocuparé, se manifiestan como formas de presión de baja intensidad más o menos sutil, con las que los varones intentan, en todos o en algunos ámbitos de la relación (y como en todas las violencias de género):
*Imponer y mantener el dominio y su supuesta superioridad sobre la mujer, objeto de la
maniobra.
*Reafirmar o recuperar dicho dominio ante la mujer que se "rebela" de "su" lugar en el
vínculo.
*Resistirse al aumento de poder personal o interpersonal de la mujer con la que se vincula, o aprovecharse de dichos poderes.
*Aprovecharse del "trabajo cuidador" de la mujer.
Es decir, los mM son microabusos y microviolencias que procuran que el varón mantenga su propia posición de género creando una red que sutilmente atrapa a la mujer, atentando contra su autonomía personal si ella no las descubre (a veces pueden pasar años sin que lo haga), y sabe contramaniobrar eficazmente.
MICROMACHISMOS COERCITIVOS:
En estos mM, el varón usa la fuerza (moral, psíquica, económica o de la propia personalidad), para intentar doblegar a la mujer, limitar su libertad y expoliar el pensamiento, el tiempo o el espacio, y restringir su capacidad de decisión.
En la siguiente enumeración, como en la de las otras categorías que realizaré más adelante, procuraré nombrar, en un desordenado orden, algunas de los mM y sus características que he podido comprobar con más frecuencia.
Intimidación
Este es un mM que está en el límite entre la violencia psicológica y los mM propiamente dichos. Maniobra atemorizante que se ejerce cuando el varón ya tiene fama (real o fantaseada) de abusivo o agresivo. Da indicios de que si no se le obedece, 'algo" podrá pasar. Implica un arte en el que la mirada, el tono de voz, la postura y cualquier otro indicador verbal o gestual pueden servir para atemorizar. Para hacerla creíble, es necesario, cada tanto, ejercer alguna muestra de poder abusivo físico, sexual o económico, para recordarle a la mujer que le puede pasar si no se somete. A largo plazo se crea generalmente una situación en la que el varón logra no ser molestado en lo que a él no le gusta, y no estar disponible para nadie, salvo para sí mismo.
Control del dinero
Gran cantidad de maniobras son utilizadas por el varón para monopolizar el uso o las decisiones sobre el dinero, limitándole su acceso a la mujer. Basado este mM en la creencia que el dinero es patrimonio masculino, sus modos de presentación son muy variados: no información sobre usos del dinero común, control de gastos y exigencia de detalles, retención - lo que obliga a la mujer a pedir- (Coria, 1992), etc. Se incluye también en este apartado la negación del valor económico que supone el trabajo doméstico y la crianza y el cuidado de los niños.
No participación en lo doméstico
Basada en la creencia que lo doméstico es femenino y lo público masculino, por este grupo de maniobra se impone a la mujer hacerse cargo del cuidado de algo común: el hogar y las
personas que en ella habitan. Es una práctica de sobrecarga por omisión, que el varón justifica apelando a su rol de "proveedor" al que no se puede agobiar más de lo que soporta en su trabajo (es paradójico que esta justificación la realizan aun varones que no son los principales proveedores de o económico, con lo que imponen la "doble jornada" a la mujer que trabaja).
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Uso expansivo-abusivo del espacio físico y del tiempo para sí
Este grupo de mM se apoyan en la idea de que el espacio y el tiempo son posesión masculina, y que por tanto la mujer tiene poco derecho a ellos. Por tanto su apoderamiento es natural y no se piensa en la negociación de espacios y ni de tareas comunes que llevan tiempo. Así, en cuanto al espacio en el ámbito hogareño, el varón invade con su ropa toda la casa, utiliza para su siesta el sillón del salón impidiendo el uso de ese espacio común, monopoliza el televisor u ocupa con las piernas todo el espacio inferior de la mesa cuando se sientan alrededor de ella, entre otras maniobras (Guillaumin, 1992). Y en cuanto al tiempo: el varón crea tiempo de descanso o diversión a costa de la sobrecarga laboral de la mujer (por ejemplo utilizar el fin de semana para "sus" aficiones, o postergar su llegada a casa luego del trabajo), evita donar tiempo para otros, o define como "impostergables" cierta actividades que en realidad no lo son y que lo alejan del hogar. Como decía previamente, esto tiene como efecto que, en promedio los varones tengan más tiempo libre que las mujeres (y a costa de ellas).
Insistencia abusiva
Conocido popularmente como "ganar por cansancio", este mM consiste en obtener lo que se quiere por insistencia inagotable, con agotamiento de la mujer que se cansa de mantener su propia opinión, y al final acepta lo impuesto a cambio de un poco de paz.
Imposición de intimidad
Este mM consiste en una acción unidireccional de acercamiento cuando el varón desea, es una práctica coactiva en cuanto el varón no se molesta en negociar movimientos hacia la intimidad. Muy típico ejemplo de esto es la seducción forzada cuando él quiere sexo.
Apelación a la "superioridad" de la "lógica" varonil
En este grupo se recurre a la "razón" (varonil) para imponer ideas, conductas o elecciones
desfavorables a la mujer. Utilizada por varones que suponen que tienen la 'única" razón o que la suya es la mejor. No tienen en cuenta los sentimientos ni las alternativas y suponen que exponer su argumento les da derecho a salirse con la suya. No se cesa de utilizar hasta que la mujer dé lógicas razones (las del varón, por supuesto), y obligan a que ella tenga muy en claro su propia posición si no quiere someterse. Provoca intenso agobio. Ejemplo frecuente donde este mM se manifiesta es en el momento de decidir la elección del lugar de vacaciones, si a la mujer no le gusta el lugar elegido por el varón de la pareja.
Es muy eficaz con mujeres que tienen un modo perceptivo o intuitivo de abordaje de la realidad. Una maniobra especial en este grupo es la monopolización de la definición de la "seriedad" o no de los temas de discusión por parte del varón: ¡yo no hablo de tonterías!, es una frase que la sintetiza.
Toma o abandono repentinos del mando de la situación
Estas son maniobras o menos sorpresivas de decidir sin consultar, anular o no tener en cuenta las decisiones de la mujer, basados en la creencia del varón de que él es el único que tiene poder de decisión. Ejemplo prototípico de esta maniobra es la monopolización del zapping con el mando a distancia del televisor. El cortocircuito es un tipo especial de maniobra de este grupo: consiste en tomar decisiones sin contar con la mujer en situaciones que la involucran, y en las que es difícil negarse, por ejemplo: invitaciones a ultimo momento de personas importantes: jefes. parientes, etcétera (Piaget, 1993).
MICROMACHISMOS ENCUBIERTOS:
Estos mM son los que atentan de modo más eficaz contra la simetría relacional y la autonomía femenina, por su índole insidiosa y sutil que los torna especialmente invisibles en cuanto a su intencionalidad. En ellos, el varón oculta (y a veces se oculta) su objetivo de dominio y forzamiento de disponibilidad de la mujer.
Abuso de la capacidad femenina de cuidado
Este es el grupo de mM probablemente más avalado y silenciado por la cultura. Por ellos el varón utiliza y explota la capacidad de las mujeres de cuidado hacia otras personas. Esta capacidad está muy desarrollada en ellas por efectos de su socialización que las impele a "ser para otros".
Creación de falta de intimidad
Suele decirse que los varones tienen dificultades para la intimidad. Esto es cierto, pero también es cierto que la evitación de la intimidad es un recurso de dominación que ellos utilizan cotidianamente.
Silencio. La renuencia a hablar o hablar de sí es una actitud habitual en los varones desde tiempo inmemorial y que recientemente se vuelve problemática al ponerse en entredicho la autoridad masculina y las mujeres exigir conexión.
Aislamiento y puesta de límites. Estas son maniobras de puesta de distancia e imposición de no acercamiento que suelen utilizarse cuando la mujer quiere intimidad, respuestas o conexión y no se inhibe con el silencio.
Avaricia de reconocimiento y disponibilidad. Estas son maniobras múltiples de retaceo de reconocimiento hacia la mujer como persona y de sus necesidades, valores, aportes y
derechos.
Inclusión invasiva de terceros (amigos, reuniones y actividades). Con esta maniobra se limita al mínimo o se hace dejar de existir los espacios de intimidad.
Seudointimidad
En este grupo de mM el varón dialoga, pero manipulando el diálogo, de modo de favorecer el control y el ocultamiento, dejando a la mujer con menos poder al retacearle sinceridad.
Desautorización
Estas maniobras están basadas en la creencia que el varón tiene el monopolio de la razón, lo correcto y el derecho a juzgar las actitudes ajenas desde un lugar superior. Presuponen el derecho a menospreciar.
Paternalismo
En este tipo de maniobra se enmascara la posesividad y a veces el autoritarismo del varón, haciendo "por" y no "con" la mujer e intentando aniñarla. Se detecta sobre todo cuando ella se opone al aniñamiento, y él no puede tolerar que ella sea autónoma y no controlarla.
Manipulación emocional
Tenemos aquí a un grupo de mM donde el varón utiliza el afecto no para el intercambio emocional sino como instrumento para lograr el control de la relación.
Autoindulgencia y autojustificación
En estas maniobras el varón se autojustifica o es muy indulgente consigo mismo frente a la no realización de tareas o actividades que hacen al cultivo de un vínculo igualitario.
MICROMACHISMOS DE CRISIS
Estos mM suelen utilizarse en momentos de desequilibrio en el estable disbalance de poder en las relaciones, tales como aumento del poder personal de la mujer por cambios en su vida o pérdida del poder del varón por razones de pérdida laboral o de limitación física.
Generalmente estos cambios se acompañan de reclamos por parte de la mujer de mayor igualdad en la relación. Suelen ser útiles no sólo para impedir que la mujer sea más autónoma o para no sentirse dependiente de ella, sino también para impedir los reclamos de ella respecto a la necesidad que él también cambie modificando sus hábitos de superioridad.
Hipercontrol
Este mM consiste en aumentar el control sobre las actividades, tiempos o espacios de la mujer, frente al temor que el aumento real o relativo de poder de ella pueda dejarlo a él en un segundo lugar e inferiorizado
Seudoapoyo
Apoyos que se enuncian sin ir acompañados de acciones cooperativas, realizados con mujeres que acrecientan su ingreso al espacio publico. Se evita con ello la oposición frontal, y no se ayuda a la mujer a repartir su carga doméstica y tener más tiempo.
Resistencia pasiva y distanciamiento
Este mM consiste en utilizar diversas formas de oposición pasiva y abandono: falta de apoyo o colaboración, desconexión, conducta al acecho (no toma la iniciativa, espera y luego critica. "Yo lo hubiera hecho mejor"), distanciamiento, amenazas de abandono o abandono real (refugiándose en el trabajo o en otra mujer "mas comprensiva"), etc.
Rehuir la crítica y la negociación
Con este mM se intenta acallar los reclamos de la mujer respecto a las actitudes dominantes del varón y evitar el cambio sosteniendo que él no lo deseó. Se acompañan generalmente de culpabilización hacia el cambio femenino. Algunas frases que reflejan esta maniobra son: ¿por qué debería cambiar si tú cambias?, ¡Es tu problema! ¿De qué te quejas si me conociste así? ¡Si no hubieras cambiado todo estaría bien!
Promesas y hacer méritos
Maniobras en las que frente a reclamos de la mujer el varón realiza modificaciones puntuales que implican ceder posiciones provisoriamente por conveniencia, sin cuestionarse la creencia errónea de la "naturalidad" de la tenencia de dicha posición. Estos cambios suelen dejar de realizarse cuando la mujer deja de enfadarse y acepta darle "otra oportunidad”.
Victimismo
Por este mM el varón se declara víctima inocente de los cambios y "locuras" de la mujer., con culpabilización acompañante para intentar doblegarla. Si finalmente él se decide a algún cambio, lo vive como un gran sacrificio, por lo que no se le puede pedir mucho, esperando ser aplaudido por pequeños cambios y frustrándose si no lo hacen. ¡A ti nada te conforma! es una frase manipulativa habitual utilizada en esta situación.
Darse tiempo
Este mM consiste en postergar y alargar el tiempo de decidirse a darle importancia a los cambios y reclamos femeninos o a cambiar, hasta que haya algo que obligue (en general un ultimátum de separación). Se manipula el tiempo de la respuesta al pedido de cambio intentando dilatar la situación de injusticia relacional. Es una clara maniobra de poder en tanto obliga a la mujer a someterse a los tiempos y deseos del varón, que es quien conserva el poder de decisión del momento de comenzar un cambio. Los modos de dilatar el diálogo y la decisión de cambio pueden ser variados: ¡ya hablaremos!, ¡ya veremos!, ¡lo pensaré! Otro modo frecuente es a través de la negativa a acceder a una ayuda terapéutica, y si se lo hace, postergar frecuentemente la consulta antes de decidirse realmente a hacerla.
Dar lástima
Cuando el varón realiza este mM procura que se apenen de él para lograr que la mujer ceda. Para ello, puede, desde buscar aliados que comprueben lo "bueno" que él es (y lo "mala" que es ella), hasta comportamientos autolesivos tales como accidentes, aumento de adicciones, enfermedades, amenazas de suicidio, que apelan a la predisposición femenina al cuidado y le inducen a pensar que sin ella él podría terminar muy mal. El varón exhibe en estos últimos comportamientos, manipulativamente, su invalidez para el autocuidado.
EFECTOS DE LOS MICROMACHISMOS
W. Shakespeare ilustra, espléndidamente, las estrategias de utilización de muchas de estas
maniobras en función de dominar a la mujer, restringiendo con hábiles artes su autonomía, en su obra "La fierecilla domada". Su lectura alumbra con gran nitidez el efecto devastador de estas estrategias de dominio.
La efectividad de todas estas maniobras, junto a la falta de autoafirmación de la mujer, forman una explosiva mezcla con enormes efectos negativos para ella y el vínculo que, como decíamos al comienzo de este artículo suelen ir haciéndose visibles a largo plazo.
Habitualmente no suele reconocerse la causalidad interpersonal de estos efectos, que suelen atribuirse culposamente a la mujer. En los varones no solo producen efectos "positivos" (para él) sino también efectos negativos que no se pueden tampoco descuidar.
CONSIDERACIONES FINALES
Quizás esta larga enumeración de maniobras y sus efectos haya sido fatigosa y haya provocado alivios y rechazos. Como en todo tema que se desvela, suele ser mas frecuente que sientan alivio aquellos a quienes la invisibilización los desfavorecía, y rechazo quienes se sentían favorecidos por dicha invisibilización. Sin embargo, para todas las personas, tolerar la visibilización de la microviolencia cotidiana no es tarea fácil.
COMENTARIO
En la lectura menciona acerca del micromachismo, pues esto cada vez va creciendo mas y mas a nivel mundial, llevando a varias mujeres a la deriva e incluso hasta la muertes. Pues la dominación y poder que el hombre tiene hacia la mujer.
VOCABULARIO
- El micromachismo, es una práctica de dominación y violencia masculina en la vida cotidiana. Comprenden un amplio abanico de maniobras interpersonales y se señalan como la base y caldo de cultivo de las demás formas de la violencia de género o violencia machista: maltrato psicológico, emocional, físico, sexual y económico.
- El victimismo o victimización es la tendencia de una persona a considerarse víctima o a hacerse pasar por tal. Una víctima es quien sufre un daño personalizable por caso fortuito o culpa ajena. El victimista se disfraza por tanto de víctima, consciente o inconscientemente, simulando una agresión o menoscabo inexistente; y/o responsabilizando erróneamente al entorno o a los demás.
- Paternalismo en un sentido amplio, es un sistema de relaciones sociales y laborales, sostenido por un conjunto de valores, doctrinas, políticas y normas fundadas en una valoración positiva del patriarcado. En un sentido más concreto, el paternalismo es una modalidad del autoritarismo, en la que una persona ejerce el poder sobre otra combinando decisiones arbitrarias.
- Silencio. La renuencia a hablar o hablar de sí es una actitud habitual en los varones desde tiempo inmemorial y que recientemente se vuelve problemática al ponerse en entredicho la autoridad masculina y las mujeres exigir conexión.
- La intimidación es el acto de hacer que los otros hagan lo que uno quiere a través del miedo. La intimidación es una conducta consecuencia de la competitividad normal de instar al dominio interrelacional generalmente visto en animales, pero que en los humanos es modulado por la interacción social.
- La dignidad, o «cualidad de digno», deriva del adjetivo latino 'digno y se traduce por «valioso». Hace referencia al valor inherente al ser humano en cuanto ser racional, dotado de libertad y poder creador, pues las personas pueden modelar y mejorar sus vidas mediante la toma de decisiones y el ejercicio de su libertad.
- legitimidad, es un término utilizado en la Teoría del Derecho, en la Ciencia Política y en Filosofía que define la cualidad de ser conforme a un mandato legal, a la justicia, a la razón o a cualquier otro cierto mandato. El proceso mediante el cual una persona obtiene legitimidad se denomina legitimación.
- Caccionar: emplear la fuerza o la violencia para obligar a alguien a hacer o decir algo que no quiere.
- Acallar: aplacar, aquietar, sosegar.
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