VIOLENCIA SOCIAL
Y
CIUDADANÍA
(Miguel Giusti)
Resumen:
En una entrevista que realizo el diario O Globo a Marcos Williams Herbas Camacho, alias Marcola, conocido delincuente brasileño, jefe del Primer Comando de la Capital (PCC) de Sao Paulo, ejército de criminales que mantiene en vilo desde hace varias décadas a esa gigantesca ciudad.
Responde:
“Yo soy una señal de estos tiempos. Yo era
pobre e invisible. Durante décadas, ustedes nunca me miraron y creyeron que era
fácil resolver el problema de la miseria. Su diagnóstico era simple: migración
rural, desnivel de renta.
La solución nunca aparecía… Nosotros solo éramos
noticia en los derrumbes en las montañas o en la música romántica…Ahora somos
ricos con la multinacional de la droga, y ustedes se están muriendo de miedo.
Nosotros somos el inicio tardío de vuestra conciencia social”.
“Nosotros somos el
inicio tardío de vuestra conciencia social”. Él se siente parte de una nueva
“especie”, como él mismo la llama, diferente de los “proletarios” o los
“explotados”.
“Hay una tercera
cosa, sostiene, creciendo allí afuera, cultivada en el barro, educándose en el
más absoluto analfabetismo, diplomándose en las cárceles… Ya surgió un nuevo
lenguaje, otra lengua. Lo que tenemos delante es una especie de postmiseria.
La postmiseria genera una nueva cultura asesina, ayudada
por la tecnología, satélites, celulares, internet, armas modernas. Es la mierda
con chips, con megabytes.”
Marcola le explica al periodista que esta nueva especie es muy
superior al Estado organizado: una empresa más moderna, mucho mejor armada,
tecnológicamente mejor equipada, hoy incluso más globalizada y que, sobre todo,
vive de la muerte y no tiene los reparos morales de la sociedad que la cobija
sin posibilidades
ya de reacción. “Ustedes son los que tienen miedo de morir,
yo no. Mejor dicho, aquí en la cárcel ustedes no pueden entrar y matarme; pero
yo puedo mandarlos matar a ustedes allá afuera.”
¿Habrá alguna solución para este tremendo
problema, alguna posibilidad de enmendar el rumbo?
No la
hay, Y no la hay sencillamente porque ya es demasiado tarde. La magnitud de las
zonas de pobreza en el Brasil es inmensamente grande, el caos social en el que
germina la postmiseria es de dimensiones tales que no es imaginable siquiera
una solución.
Marcola, aunque solo para reforzar la idea de que eso es
imposible, que hubiese “un gobernante de alto nivel, una inmensa voluntad
política, crecimiento económico, revolución en la educación, urbanización
generalizada y todo bajo la batuta de una tiranía ilustrada que pasase por
encima de la parálisis burocrática secular…
Implicaría una transformación
psicosocial profunda en la estructura política del país. O sea, es imposible.
No hay solución”.
Dejaré de lado las
cuestiones específicas de la violencia del narcotráfico y me concentraré
simplemente en el problema del crecimiento abrupto y desmesurado de las ciudades
latinoamericanas, Lima entre ellas, debido en parte a los procesos de migración
forzada, originados tanto por el subdesarrollo económico como por la violencia
política, y en parte a la implantación de políticas neoliberales desterritorializadas
de incentivación de la economía.
la existencia de una
“especie” nueva de población, caracterizada como “postmiseria”, es decir, la
generación de una capa social inmensa desplazada hacia la periferia tanto del
sistema económico como del espacio urbanístico, es algo que mantiene su
vigencia aun sin la vinculación explícita a la violencia del narcotráfico. Esta
curiosa y escandalosa coexistencia de abundancia económica y pobreza extrema,
de derroche consumista
y marginalidad, de
auge y declive del mismo sistema, de los balnearios exclusivos de Asia y el
pueblo de Mala, es el marco en que debe ubicarse la pregunta por el sentido
ético del espacio público.
Violencia y reconocimiento:
La idea de que el delito
o la violencia pueden tener un significado moral. Como es obvio, pensamos que
la violencia o el
delito representan una violación de principios éticos y jurídicos. si la
violencia es expresión de una protesta contra la experiencia de frustración
derivada de una expectativa normativa incumplida.
La connotación moral procede, la
existencia de una norma previa, considerada vinculante por las partes en disputa,
pero que viene siendo incumplida por una de ellas de manera flagrante, conduce
a la otra a expresar de manera violenta la protesta ante dicho incumplimiento.
La violencia, puede
tener una raíz moral en el sentido indicado, es decir, que puede tener un carácter
reivindicativo respecto de una norma previa, lo cual es muy importante para
comprender también el modo de combatirla.
El único combate
efectivo contra la violencia es la satisfacción de la expectativa normativa
incumplida. Lo único que nos librará de ellos, decía, sería “ofrecer una
solución honorable al pueblo palestino que respete
su derecho a la
autodeterminación”. Y añadió: “Solo cuando se seque el pantano, ya no habrá
mosquitos”.
Múltiples formas este
tipo de violencia pública. Bloqueos de carreteras, paros regionales masivos, protestas
callejeras, algunas de ellas con un saldo trágico.
Conflictos sociales
que terminan por expresarse de manera violenta. Puede tratarse de protestas por
la contaminación de las empresas mineras, por el desconocimiento de los
derechos de las poblaciones nativas y por
no prestar oídos a los reclamos de alguna región.
No todas las expresiones
de violencia social poseen una dimensión moral como esta. hay ciertas normas de
la convivencia social que son aceptadas por todos como válidas, pero que son al
mismo tiempo sistemáticamente incumplidas en la sociedad, generando los problemas
de violencia
Marcola frente al periodista de O Globo: “Nosotros somos el inicio
tardío de vuestra conciencia social”.
Es precisamente la
existencia sobreentendida de normas éticas o cívicas de carácter vinculante. A
este anverso de la medalla Hegel lo llamó la “cultura del reconocimiento”,
queriendo dar a entender así que las expresiones de la violencia social suelen
ser motivadas por la transgresión de las relaciones.
Dos autores han sido
muy importantes para producir esta reformulación de las ideas de Hegel en el lenguaje
contemporáneo.
Charles Taylor,
filósofo canadiense, quien ha empleado el concepto de reconocimiento para
explicar las demandas de las culturas o subculturas sometidas a discriminación,
es decir, precisamente, carentes de reconocimiento.
Axel Honneth,
filósofo alemán formado en el entorno de la teoríade la acción comunicativa de
Jürgen Habermas, quien ha tratado a su vez de aplicar
el concepto de reconocimiento a la interpretación de las luchas sociales a lo
largo de la historia. Su libro más conocido se titula precisamente La lucha
por el reconocimiento. Por una gramática moral de los conflictos
sociales.
Honneth ha logrado
proponer una interpretación sistemática. Analizar el reconocimiento no solo desde
la perspectiva de su puesta en práctica exitosa, sino también desde la
perspectiva de su fracaso. Honneth nos ayuda a realizar, en cierto modo, una lectura
invertida de la experiencia de los sujetos implicados en esta relación.
Cuando su
desconocimiento es percibido como una experiencia de menosprecio o de negación
de su propia identidad.
¿qué debemos
entender, más precisamente, por reconocimiento, dado que, como venimos
diciendo, en ese concepto, en esa idea, reside el ideal ético positivo por cuya
vigencia luchan implícita o explícitamente las personas y los grupos sociales,
a veces incluso con violencia?
Honneth entiende el reconocimiento
como un proceso social e integral de formación, digamos quizá como el proceso
habitual de socialización de los individuos.
Este proceso
comprende al menos tres grandes tipos de relaciones sociales, las relaciones
interpersonales de amor o amistad, las relaciones jurídicas dentro de la sociedad
y las relaciones valorativas propias de una determinada cultura. Todos los
seres humanos pasamos por esta triple forma de socialización y la mantenemos y
cultivamos permanentemente en nuestra vida: personas que aman o son amadas,
somos sujetos de derecho y vivimos además en tradiciones culturales particulares.
El éxito en la
experiencia del reconocimiento se produce cuando vivimos relaciones integradas
en el amor o la amistad, cuando participamos de relaciones igualitarias en la
sociedad y cuando merecemos el aprecio de nuestros conciudadanos en una
determinada tradición cultural. El fracaso de dicha experiencia se produce,
cuando padecemos por falta de afecto o sufrimos maltrato, cuando somos víctimas
de discriminación en la sociedad o cuando carecemos de valoración entre los
miembros de nuestra comunidad cultural.
Carece la sociedad
peruana es precisamente de relaciones genuinas de reconocimiento. Las formas de
discriminación o de exclusión en nuestra sociedad son numerosas y se extienden
desde el ámbito económico hasta el ámbito cultural o incluso el racial.
una de las razones principales
que han conducido a la recuperación y reintroducción del concepto de reconocimiento
en los debates actuales de la ética ha sido justamente el constatar que el paradigma
liberal clásico no era suficiente para resolver los problemas derivados de la
discriminación de tipo cultural o, porque
ese paradigma parece
poder existir o funcionar pasando por alto o incluso perpetuando aquellas
formas de discriminación.
Las deficiencias del modelo liberal clásico:
¿Cuáles son los
problemas o las deficiencias del modelo liberal a este respecto?
“Liberalismo” no es
un término unívoco y que puede haber de él diferentes interpretaciones, pero me
permto hablar en términos tan genéricos porque creo que sabremos identificar
la presencia de ese modelo en la experiencia que hemos tenido en nuestro propio
país por la implantación de políticas neoliberales en la organización de la
vida social y económica.
El primer rasgo, y el
más importante, de la concepción ética del liberalismo es la defensa de la libertad
del individuo (lo que nos iguala a todos los seres humanos), distribución
de deberes y de derechos somos concebidos como individuos autónomos,
independientes y aislados unos de otros, capaces, cada uno por su propia cuenta,
de decidir sobre los ideales o los intereses que desea perseguir, es el valor
moral central ( familia, sociedad, estado.
Porque ser libres es
justamente ser libres de todo eso: de la tradición, de las convenciones, de las
instituciones, de los otros individuos.
Si el eje de esta
concepción ética es la idea de la libertad individual, entonces no es más que
una consecuencia sostener que el Estado debe estar al servicio del individuo, o
de la persona. La libertad del individuo se traduce, por eso, en el libre
ejercicio de la iniciativa privada; la sociedad, en el juego de las fuerzas del
mercado.
La concepción ética
de la democracia liberal promueve también la desarticulación o la
desvalorización de las formas premodernas de organización social, familiar,
religiosa o cultural.
La concepción ética
del liberalismo presupone como uno de sus principios fundamentales la igualdad
de los individuos. Los miembros ideales de una sociedad liberal son justamente
solo eso: “individuos”, no peones ni terratenientes, no blancos ni cholos, no
católicos ni judíos, ni siquiera hombres o mujeres, sino solo “individuos”, “personas”,
sujetos racionales con intereses propios
y capacidad de decisión.
En la práctica, sin
embargo, el liberalismo suele violar el principio que le otorga legitimidad. Ello
se debe a que el liberalismo no necesariamente crea las condiciones que él
mismo presupone.
En una sociedad
tradicionalmente racista y desintegrada, el sistema liberal puede tener el
efecto contraproducente de acentuar las desigualdades. Es decir, puede
aplicarse una política económica neoliberal que no vaya acompañada de una mayor
participación de los individuos en los mecanismos de decisión política, pese a
que es esta participación la que legitima en última instancia la implementación
de las políticas neoliberales.
La globalización es
un proceso principalmente económico que ha ido imponiendo relaciones sistémicas
en el mundo entero, al mismo tiempo que ha ido restándoles atribuciones políticas
a los Estados nacionales.
La violencia social
posee, en efecto, una dimensión moral, pues, aunque tardíamente, ella pone de
manifiesto la responsabilidad del propio sistema en la producción de esas
periferias.
La violencia es una
expresión de la frustración generada por el incumplimiento de las expectativas normativas
que la propia sociedad considera válidas.
Necesitamos,
entonces, un cambio de paradigma: promover una necesaria cultura del
reconocimiento.
Comentario:
Con respecto a lo leído me llamo mucho la tensión que dice que ante cualquier manifestación que exista la violencia se le dará uso,el estado nuevamente anda preocupando por otro bienes mas y no para el mejoramiento y/o por la nuevas oportunidades de vida para las personas.
Glosario:
- Manifestación: es la exhibición pública de la opinión de un grupo activista (económica, política o social), mediante una congregación en las calles, a menudo en un lugar o una fecha simbólicos y asociados con esa opinión.
- Paradigma: puede indicar el concepto de esquema formal de organización, y ser utilizado como sinónimo de marco teórico o conjunto de teorías.
- Narcotrafico: puede indicar el concepto de esquema formal de organización, y ser utilizado como sinónimo de marco teórico o conjunto de teorías.
- Narcotráfico: es una forma de violencia pasiva; convirtiéndose, a veces, este ataque en una agresión física. Quienes discriminan designan un trato diferencial o inferior en cuanto a los derechos y las consideraciones sociales de las personas, organizaciones y estados. Hacen esta diferencia ya sea por el color de piel, etnia, sexo, edad, cultura, religión o ideología.
Prezi: