Micropolíticas de la corrupciónRedes de poder y corrupciónen el Palacio de Justicia
(Jaris Mujica)
INTRODUCCIÓN:
La política tiene siempre leyes, y a todas las leyes se le disponen formas de transgresión. La corrupción es uno de esos modos, y funciona como una práctica recurrente en las instituciones políticas y en diversos campos de la estructura social. La corrupción no constituye solamente una ruptura del sistema, sino también una manera de relacionarse con la política.
Se puede pensar la corrupción como una forma de relacionarse que en la vida cotidiana vincula a las normas, a los funcionarios públicos, a los ciudadanos, en redes de poder no formales que, muchas
veces, articulan la práctica concreta de la vida de las instituciones.
La ingeniería política delinea el armazón de la estructura de las instituciones, pero no determina su funcionamiento concreto.
Uno de los espacios en donde estas prácticas se disponen es el Palacio de Justicia. Centro simbólico de la administración de justicia en el país, el Palacio, ubicado en el centro de Lima, es un terreno en el que ciudadanos y funcionarios públicos se vinculan constantemente para la realización de los trámites necesarios para dar marcha a los procesos que llevan.
I. El poder en el Poder Judicial (y los estudios sobre corrupción):
1. Estudiar el poder en los aparatos del Estado (una aproximación
metodológica):
Las instituciones políticas no se reducen a las disposiciones normativas, pues el Estado no es solamente un conjunto de instituciones. La normatividad siempre va a producir grietas en su estructura, en la cual una de sus instituciones es el Poder Judicial.
Las instituciones lo son en tanto las personas las construyen y en tanto las personas las movilizan.
En el libro menciona que se estudiara uno de los campos más importantes del Poder Judicial peruano (el Palacio de Justicia), ya sea desde el exterior, de su interior, de su disposición informal en la vida cotidiana. lo que mas nos interesa en este tema son los sistemas y redes de poder, y los sistemas de corrupción que se generan en dicho escenario, en el área de la política los escenarios donde se presencia más corrupción y de poder es en el Poder Judicial y en el Palacio de Justicia.
Se plantean dos preguntas:
- ¿Cómo se construyen las estructuras de poder en el Palacio de Justicia del centro de Lima?
- ¿Cómo se desenvuelven y ponen en práctica los sistemas de corrupción en la burocracia del Palacio?
Exigiendo así dos elementos centrales como primer punto tenemos, que es estudiar la normativa, la estructura formal del Poder Judicial, siendo así el conjunto de reglas que para una determinada acción de los sujetos, teniendo en cuenta sus límites y posibilidades. y como segundo punto es estudiar como es que en la vida cotidiana se sobrepasan o negocian dichos límites y como a través de algunas redes de poder y sistemas de corrupción se reinventara la normatividad.
El motivo por el cual se pueda dar todas estas situaciones sea por una escasez de estudios sobre el Poder Judicial ya sea por las ciencias políticas o sociales en el Perú. Las investigaciones se centran en los debates sobre reformas legales. la burocracia, estudios desde el derecho que se concentran las leyes y códigos.
Las ciencia política en el Perú ha mostrado una gran preocupación por los diferentes Poderes del Estado como son el Ejecutivo y Legislativo, así mismo ligándolos a temas relacionados con partidos políticos, sistemas electorales y procesos políticos de formación del Estado, etc. Pero no solo estos poderes han aportado poco a eta investigación si no también La antropología y la sociología
El poder es como un fenómeno social, un ejercicio práctico y no solamente una disposición exterior de la normatividad o del gobierno formal.
El poder que nos interesa es, justamente, el ejercicio de “acciones sobre otras acciones” eso es lo plantea Foucault.
Son acciones que constriñen o permiten otras, acciones que regulan, impiden o determinan otras. Es el poder en el Poder Judicial el que nos interesa, es decir, las maneras prácticas de construir acciones, negociaciones, jerarquías, estrategias; que movilizan, modifican, manipulan, obedecen o reinventan las estructuras del Poder exterior.
Vamos a hacer entonces una micropolítica del Estado, vamos a dirigirnos al campo de lo político desde sus dos vértices, desde la descripción de su ingeniería, pero sustancialmente desde su disposición práctica; donde la ingeniería, donde la estructura formal de la normatividad exterior, muestran sus grietas más profundas.
2. Algunas perspectivas de estudio sobre la corrupción:
La investigación acerca de la corrupción ha girado fundamentalmente alrededor de dos grandes ejes: el estudio de las implicancias económicas de la corrupción y la mirada jurídica sobre esta. Vamos a hacer un breve esbozo de ambas perspectivas y luego entrever aquello que se ha hecho desde las ciencias sociales para poder situar nuestro propio trabajo.
Los textos sobre corrupción en el espacio económico han venido de dos escuelas importantes: un área que se ha movilizado en una dirección sustancialmente cuantitativa y que tiene como tema central medir las consecuencias de la corrupción y diseñar sistemas para el control de ésta; y algunos estudios ligados más bien a una mirada desde la economía política con trabajos menos normativos, en donde se ha estudiado el fenómeno económico en relación a las estructuras del Estado.
En estas se muestra un interés específico por la corrupción del Estado, es decir, por el movimiento económico político de grandes sumas de dinero que benefician directamente a los funcionarios del Estado de alto rango, movidos por incentivos de empresas o entidades financieras privadas que “corrompen” a dicho grupo (Rose Ackerman, 2001; Tanzi, 1998; Charap, 1999).
La consecuencia es que la corrupción tiende a ser reducida a un epifenómeno del sistema político, “posible en tanto la ley mantenga agujeros franqueables”, explicándola desde tramas individuales en donde es el sistema penal el encargado de poner en ejercicio formas de “vigilar y castigar” estas acciones.
Hay que intentar entender la corrupción como si se tratara de un modo de relacionarse, como un vínculo, como la formación de sistemas de relaciones sociales, con un sentido y con una lógica de acción.
3. Las ciencias sociales y los estudios sobre la corrupción:
Los estudios sobre clientelismo (Gellner, 1997) y los estudios etno históricos e históricos sobre la mafia (Hobsbawn, 2000; Gambetta, 1993) han sido algunos de los aportes. En ellos se ha dado importancia a la idea del orden jerárquico intra familiar y a las redes de parentesco como ejes del fenómeno. Pero es claro que la corrupción no se limita al orden regular de la mafia ni a la aparente estabilidad de una clientela, por lo que las herramientas usadas y las analogías, no son suficientes (Abed y Gupta, 2002; Médard, 2000).
Haciendo una mirada panorámica sobre el estudio del fenómeno de la corrupción desde las ciencias sociales, es sencillo ver los vacíos que ha dejado. La escasez de trabajos etnográficos sobre la corrupción y de enfoques metodológicos que recojan información de primera mano es una evidencia
a pesar de algunas excepciones (Hibou y Tozy, 2000; Médard, 2000; Gupta, 2000; 2001). Aunque hay un intento de pensar la corrupción como un fenómeno de la vida cotidiana y su relación con el Estado (Médard, 2000), no hay desarrollos sistemáticos desde dicha perspectiva.
En América Latina el estudio de prácticas concretas de corrupción desde las ciencias sociales también resulta escaso. Abundan los ensayos de carácter ético, los ensayos jurídicos y las propuestas de “solución del problema”, pero no hay preguntas concentradas en el funcionamiento de la práctica. Trabajos en las líneas económicas y políticas en varios países de la región complementan el panorama (en la línea de los estudios de Rose Ackerman, 2001 y Tanzi, 1998).
La corrupción se explica, en estos casos, como un acto producto de la ambición personal, de una patología individual (Peña, 2005). En nuestro caso, sin embargo, de lo que se trata es de entender cómo es que las prácticas funcionan, cómo se ponen en escena, no de dónde surgen o qué relación tienen con la vida psíquica de los individuos.
Lo que se mantiene ausente en la mayor parte de estos trabajos es que no hay énfasis en pensar cómo es que la corrupción se manifiesta en la actividad social cotidiana, en la práctica misma, en las estrategias que los actores disponen para poder trazar relaciones sociales, ni cómo es que esta se constituye o se relaciona con las estructuras de poder.
4. Una fenomenología del poder:
El primer paso ha sido fenomenalizar teórica y metodológicamente la práctica (el poder y la corrupción). Al estar dispuestas como fenómeno social no pueden reducirse a la interioridad psíquica de los individuos, sino disponerse y estudiarse en la disposición práctica de su estructura exterior (Mujica, 2006). Es en el terreno social en donde dichas relaciones se trazan y donde se construyen diferentes juegos para ponerlas en escena: se trata de un espacio intersubjetivo. El carácter intersubjetivo no es una consecuencia a posteriori de los fenómenos, sino una disposición sine qua non de su propia situación (Husserl, 1999; San Martin, 1992). Se plantea entonces un a priori de correlación que permite establecer una posición analítica sobre los fenómenos del mundo de la vida. La condición y la muestra de la correlación es la intersubjetividad; a su vez, el elemento “social” de lo intersubjetivo es el lenguaje.
Se trata de una disposición teórica; es decir, el lenguaje es el modo en que se plantea la intersubjetividad en el mundo de la vida concreta, y es el medio de la interrelación entre los sujetos.
Segundo, el lenguaje es la interrelación y, por ende, la intersubjetividad en el mundo de la vida. La vida social, entonces, está dispuesta como un complejo sistema de lenguajes sociales que constituyen su propio entramado (Wittgenstein, 2000). La tarea consiste en comprender el funcionamiento de estos juegos, los cuales se interceptan, se interpenetran, se mezclan. Esto quiere decir que podemos estudiar las relaciones sociales como sistemas de lenguajes: los fenómenos se pueden, de ese modo, analogar a dichas estructuras, a estos juegos del lenguaje y se puede trazar un análisis comprensivo de su disposición.
La corrupción, el establecimiento de redes y el juego de poder no solo han sido fenomenalizados, sino que ahora se pueden analogar a juegos del lenguaje. Es decir, se pueden entender estos mecanismos como un fenómeno social con características propias, pero sobre todo como un modo de relacionarse.
El “núcleo” (el fenómeno) del análisis, es necesario indicar el modo en que nos vamos a dirigir a este. Esto nos lleva a dar cuenta de un aparato teórico que liga el análisis de la fenomenología en las ciencias sociales con una mirada postestructural. La idea inicial es que hay un giro en la pregunta analítica.
La idea de entender la corrupción y el juego de redes como si fueran un lenguaje nos permite incorporar una serie de nociones que ayudan a comprender su multiplicidad, sus dialectos variados y sus estrategias enunciativas.
El poder, al “ser acción” es eminentemente performativo, lo mismo sucede con la autoridad. Ambas categorías se disponen a través de la performance de los actores sociales: su desenvolvimiento, su participación activa en las relaciones.
Las redes informales y la corrupción, se ponen constantemente en escena, se practican, activándose para poder permanecer en la estructura política. Se trata de un dispositivo estratégico para relacionarse con la ley y para reinventarla en la acción.
5. Micropolítica del Estado / Etnografías del Estado:
La transgresión resulta una manera práctica, una tecnología, un sistema de acción, es una forma de plantear las relaciones de poder y de interactuar. Así como la corrupción resulta ser un lenguaje, es también un modo de transgredir, de ahí que la transgresión pueda ser entendida como un lenguaje, como un acto con sentido. Vale la pena insistir: es la relación con la ley y viceversa (la relación de la ley con lo que ella ha llamado su delito o su transgresión) la que interesa, no su oposición.
La idea es que se puede sugerir que las redes funcionan como un sistema de intercambio de bienes simbólicos y fácticos, estos bienes no obedecen solamente a una lógica económica, sino a un modo de estructurar las relaciones de poder: la disposición de los intercambios, desvíos y modos de enrumbar los bienes plantean una manera diferente de ordenar el campo económico y consecuentemente el terreno político. El don, entonces, obliga a mirar el modo en que, a través de estas prácticas, intercambios y modos de reciprocidad se crean redes, vínculos y alianzas (Mauss, 1985).
Queda entonces una pregunta fundamental: ¿cómo se practica la política en nuestro espacio de estudio, en “nuestras” instituciones? Las preguntas que hemos hecho se dirigen indefectiblemente a aquella: el modo en que las redes se ponen en marcha, y la relación que estas tienen con las estructuras de la política formal, van a mostrarnos el modo de ésta estructura política en su disposición activa. Se trata de complementar la medición de flujos económicos y los estudios jurídicos sobre el sistema judicial e imbuirse en el terreno práctico de las redes como un conjunto inseparable, al tiempo de entender esta acción como un lenguaje activo.
Esta micropolítica, esta fenomenología del poder, nos lleva a introducirnos al Estado, a sus oficinas, a su burocracia, y a estudiar ahí, no tanto cómo es que debería ser, sino cómo es que funciona.
III. Redes de corrupción en los alrededores del Palacio de Justicia
1. Exteriores del Palacio: tramitadores, falsificadores y otros actores:
Los sistemas de corrupción en las instituciones públicas tampoco se limitan a sus fronteras físicas, es decir, no están encerradas en los recintos públicos solamente, sino que se extienden fuera de estos, a través de redes complejas y sistemas de técnicas de corrupción.
El Palacio de Justicia se erige frente la gran Estación Central de autobuses del centro de Lima. La puerta principal, que mira a dicho espacio es también puerta de un lugar reinventado y que ha sido asignado para ciertas labores formales, pero que al mismo tiempo ha sido apropiado por un conjunto de actores con diversas ocupaciones (legales e ilegales) que constituyen un elemento importante de la estructura de relaciones sociales que ahí se teje.
El símbolo del poder económico, ya no está solo en esas calles que bordean el Palacio de Justicia. A pocas cuadras está el jirón Lampa, lo que es hoy un centro de comercialización de artefactos eléctricos, muchos de ellos robados, así como elementos para la gasfitería.
¿cuál es la relación entre estos elementos que constituyen el cerco exterior del Palacio y el funcionamiento de las lógicas de corrupción?. La respuesta gira en torno a los actores que se disponen en el escenario exterior y que gestan canales de conexión con las redes interiores del Palacio de Justicia. Estos actores y las lógicas de interacción, así como los servicios que ofrecen no resultan marginales al sistema político, sino más bien, se integran (inicialmente) de manera aparentemente tangencial a este. Es decir, la estructura formal del Poder Judicial, y en este caso, del Palacio de Justicia, no funcionan de manera aislada del acontecer de la ciudad ni de sus alrededores físicos, no resulta una mónada separada de la estructura de relaciones sociales que existen en los exteriores de sus muros.
2. La articulación de las prácticas de corrupción y la falsificación:
El espacio exterior del Palacio está articulado por un grupo de actores que conocen el funcionamiento interno de la estructura judicial y que manejan un complejo entramado de contactos. Las prácticas de falsificación de documentos, la asesoría legal, o el trabajo de asistencia en los trámites documentarios a los usuarios del Poder Judicial constituyen entonces no solamente prácticas delictivas o ilegales en algunos casos, sino también elementos de imbricación del sistema de las redes informales que funcionan al exterior del sistema de justicia, en este caso, simbolizados, por el Palacio de Justicia.
Este campo es el que permite entrar con más profundidad a las lógicas de corrupción al interior de la institución. Pero aún queda por estudiar las lógicas de corrupción que imbrican a los sistemas exteriores con las dinámicas formales de Palacio, estas técnicas de corrupción, resultan de sistemas complejos de interacción y nos dan una pauta importante para rastrear las rutas que siguen estos procesos desde el exterior.
3. Técnicas de corrupción en los alrededores del Palacio de Justicia:
Estas actividades gestan técnicas muy puntuales de acción con objetivos comunes. Una técnica muestra un modo de corrupción en el escenario práctico, de ahí que podamos hablar de técnicas de corrupción (Mujica, 2005a).
Estas técnicas resultan parte de las actividades de los sujetos y son, además, las que constituyen en su repetición constante un sistema. Asimismo, en el ejercicio, la puesta en escena de dichas acciones es en donde las redes de actores y los sistemas de interacción sostenidos en actos de corrupción cobran consistencia práctica.
Hay un campo fundamental de actores sin los cuales el sistema legal no marcharía tal y como está estructurado, y sin los cuales las lógicas informales y los sistemas de corrupción no podrían funcionar. Se trata del campo de acción de los abogados, que integran lógicas formales e informales dentro y fuera del Palacio de Justicia.
4. Las redes de contactos de los abogados y las estructuras de
las redes de corrupción
El campo de acción de los abogados, formales e informales, los que ofrecen sus servicios “al paso” y aquellos que tienen cierto renombre, se construye a través de la formación de redes sociales. Éstas se construyen en diversos espacios: las familias, las universidades, a través de los amigos. Y es justamente el camino de formación de esas redes, el que gesta un campo de poder simbólico, un tipo de “capital” particular dentro del sistema formal.
Las redes de corrupción del Palacio de Justicia tampoco funcionan bajo esta lógica, pues no tienen un nivel de planificación central, no operan en un mediación planificada de toda la estructura y no hay “reunión” para la toma de decisiones. Se trata de redes menos organizadas, menos estructuradas y sin planificación conjunta.
Las redes de corrupción en el exterior y en el interior del Palacio de Justicia no operan con la lógica de una mafia, ni de un cártel ni de clientelas estables, sino más bien a través de la reunificación de segmentos que operan fusionándose y fisionándose de acuerdo con los objetivos y coyunturas.
5. La corrupción como forma de acceso a la burocracia judicial
La corrupción no es una ruptura de las relaciones de poder, sino una manera de ejercer el poder. La corrupción no se limita al campo de lo formal, sino que teje relaciones entre lo formal y lo informal, lo legal y lo ilegal.
Es un sistema de prácticas que transgreden lo formal desde adentro de su propia estructura, utilizando sus propias herramientas, sus propios bienes y sus propios funcionarios.
La corrupción no funciona escondiéndose de estas relaciones, sino que depende de las redes que se tejen.quiere decir que no existan formas de corrupción que funcionen fuera del sistema de redes, que sucedan como un acontecer eventual en las lógicas de acción política.
En muchas ocasiones la política ha sido pensada sustancialmente en su forma normativa institucional, a través de las leyes que sedimentan la formalidad.
La dinámica no se sostiene en la selección al azar y constante de nuevos contactos e intermediarios, sino en el intento de mantener cierta estabilidad con los que se tienen para maximizar sus funciones, sus posibilidades de acción y las complicidades tejidas
Las secretarias, los asistentes y los practicantes, son un encadenamiento de actores que funcionan como pivotes de las redes de corrupción, así como otros funcionarios. Vamos a entrar desde ahí para poder estudiar las dinámicas más complejas e ir subiendo en el escalafón de la burocracia del Palacio
de Justicia.